Día de Santa Marta
Para la Congregación de la Religiosas de Santa Marta, su patrona es un modelo a seguir en servicio y caridad en la vida.
El 29 de julio celebramos a Santa Marta, la hermana de María y de Lázaro. Vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos. Jesús cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían cambiado también su morada de Galilea por la de Judea.
Marta siempre se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, reprochó a Jesús que no hubiera estado cuando murió su hermano Lázaro, despertando la conmoción de Jesús y el posterior milagro. En los relatos evangélicos se toman las palabras que Jesús le dirigió: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”.
El carisma de la Congregación se sintetiza en “Fe, Acogida y servicio”, teniendo como misión en la Iglesia: “anunciar el mensaje de Jesús, trabajar por extender su Reino de amor y acompañar a niños, jóvenes, mujeres y hombres en el proceso del descubrimiento y crecimiento de su fe, suscitando en él la experiencia del amor del Padre”.
Esto se realiza en la catequesis y educación de la fe, asistencia sanitaria y otros medios de evangelización directa.
Fieles al espíritu del Instituto y teniendo presente las enseñanzas de Jesús y los ejemplos de su Fundador, el Beato Tomás Reggio, las Religiosas viven de la manera más intima la tendencia activa a la perfección del amor a Dios y a las almas en una entrega sincera y generosa a su propia vocación. La Congregación de las hermanas de Santa Marta están presentes en diversos países: Italia, Líbano, Chile, argentina, India, Brasil y México.
Uno de nuestros problemas es:
Estar tan ocupados que no tenemos tiempo para nosotros como personas.
No tenemos tiempo para estar con nosotros mismos.
No tenemos tiempo para escuchar a Dios.
No tenemos tiempo para escuchar nuestro corazón.
No tenemos tiempo para escuchar a los demás.
Marta y María no se oponen la una a la otra.
Ambas son complementarias.
Es preciso trabajar. Pero también es preciso disponer de tiempo para escuchar.
Quien no tiene tiempo para escuchar, termina despersonalizándonos.
Quien no tiene tiempo para escuchar a los demás, se siente dominado por las cosas.
Quien no tiene tiempo para regalarse un tiempo de silencio consigo mismo, termina ignorándose a sí mismo.
Todos somos Marta y María.
Todos somos servicio y escucha.
Todos somos hacer y ser.
Todos somos los grandes ocupados y los grandes desocupados.
Hay tiempo de comer.
Pero también de hacer la digestión.
Hay tiempo de oficina.
Pero tiempo para dormir.
Hay tiempo de estar con las cosas.
Pero también de estar con nosotros mismos.
Aunque tú no tengas tiempo para Dios, Dios si tiene todo el tiempo para ti.
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